El otoño es una estación de transición, pero también un momento clave para cuidar nuestra salud. Con el descenso de las temperaturas, menos horas de sol y el regreso a la rutina, muchas personas notan que se resfrían más, se sienten más cansadas o recaen en afecciones previas. ¿Por qué ocurre esto y cómo podemos preparar nuestro sistema inmunológico para esta etapa del año?
¿Por qué nuestras defensas bajan en otoño?
El sistema inmunitario no funciona igual todo el año. Hay factores ambientales y de estilo de vida que influyen directamente en su rendimiento. En otoño, varios de ellos se combinan:
Cambios en el clima y exposición al sol
La disminución de la luz solar implica una menor producción natural de vitamina D, un nutriente clave para la activación de las defensas del cuerpo. Además, el frío puede afectar las vías respiratorias y facilitar la entrada de virus.
Más tiempo en interiores = más contagios
Al hacer más frío, pasamos más tiempo en espacios cerrados y con menos ventilación, lo que aumenta el riesgo de contagio de virus como el de la gripe, resfriado o infecciones respiratorias.
Estrés de la vuelta a la rutina
La “vuelta al cole” y al trabajo puede generar estrés, uno de los grandes enemigos del sistema inmunológico. Cuando el estrés se prolonga, las defensas bajan, y nos volvemos más vulnerables.
¿Qué es el sistema inmunitario y cómo funciona?
El sistema inmunitario es una compleja red de células, órganos y procesos que defienden al cuerpo de amenazas externas como virus, bacterias y toxinas. Aunque funciona de forma automática, su eficacia está estrechamente relacionada con nuestros hábitos de vida.
¿Podemos “subir” las defensas realmente?
No se trata de “activar” el sistema inmune sin más, sino de mantenerlo en estado óptimo de funcionamiento. Eso se logra apoyando los factores que lo fortalecen y reduciendo los que lo debilitan.
Hábitos que fortalecen el sistema inmune
Lo que haces cada día tiene más impacto del que imaginas. Aquí algunas claves básicas:
Alimentación rica en vitaminas y minerales
Una dieta equilibrada con frutas, verduras, proteínas y grasas saludables aporta vitamina C, vitamina D, zinc y antioxidantes, todos ellos esenciales para la inmunidad.
Descanso reparador
Dormir entre 7 y 8 horas al día permite que el cuerpo se recupere, regenere tejidos y regule la producción hormonal que influye en las defensas.
Ejercicio moderado y constante
Mover el cuerpo de forma regular estimula la circulación de células inmunitarias, además de mejorar el estado de ánimo y reducir el estrés.
Gestión del estrés
El estrés prolongado puede suprimir la respuesta inmune. Practicar técnicas de relajación, meditación o simplemente encontrar momentos de desconexión diaria es fundamental.
Suplementos naturales para reforzar las defensas
Cuando la alimentación y el estilo de vida no son suficientes, ciertos complementos alimenticios pueden ayudar a reforzar nuestras defensas de forma segura.
Vitamina C
Conocida por su acción antioxidante, contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario.
Vitamina D
Fundamental para la activación de las defensas, especialmente en otoño e invierno, cuando hay menos exposición solar.
Refuerzo general
Combinaciones de vitaminas, minerales y extractos naturales que ayudan al cuerpo a adaptarse mejor a los cambios de estación.
Antes de tomar cualquier suplemento, es recomendable recibir asesoramiento profesional.
Conclusión: prepara tu cuerpo para el cambio de estación
El otoño no tiene por qué ser sinónimo de catarros, fatiga o malestar. Si fortaleces tus defensas con hábitos saludables, alimentación adecuada y, si es necesario, algún refuerzo natural, tu cuerpo estará mejor preparado para afrontar los retos de esta temporada.
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